David aboga por un enfoque puesto en lo orgánico, lo real, una vuelta al origen derivada de una reflexión sobre cómo el mundo digital invade nuestra existencia anulando nuestra naturaleza humana.
“En la época de El Canto Del Loco, por ejemplo, me encantaba salir por la puerta de atrás de los pabellones donde tocábamos e ir al hotel andando mientras me comía una manzana del camerino. Esos momentos de meditación caminando por las ciudades en mitad de la noche, donde me repetía una y otra vez, “no te lo creas que esto no es real, es solo una parte muy pequeña de lo que ven los demás de tí”, esa reflexión, precisamente esa sensación, es la que más recuerdo. Después de aquella época, mi vida delante del público fue muy diferente, sin estadios, pero con la misma manzana. Buscando las pequeñas cosas, que son las que realmente me interesan de la vida, los detalles donde se ve de verdad a las personas. Dejando atrás a esas Estrellas y Fantasmas que aparecen y desaparecen como cenicienta. Dejándote caer sin miedo ante los ojos de los que realmente te conocen, y siendo esa persona vulnerable y sensible que realmente eres. Mirando a los ojos de verdad y salir del cautiverio que nos impone esta sociedad que nos dice “¡Tú debes de ser esto!”Pero muchas veces somos lo opuesto a lo que mostramos. Y ahí está la complejidad de tanta exposición ante los otros. De nuestro cautiverio digital o real…” - David Otero


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