Uniendo esfuerzos en la lucha contra el COVID-19, Carlos Rivera y la organización internacional Save the Children presentan “Ya Pasará”, una emotiva canción, que se estrena este viernes y cuyos ingresos serán destinados al 100% para apoyar a las niñas y niños más vulnerables frente a la pandemia.
“Ya Pasará” es un tema compuesto por Carlos Rivera y Jules Ramllano, producido por Pablo Cebrián, que nace con la intención de dar un mensaje de esperanza y unión ante la emergencia sanitaria, social y económica de carácter mundial. La canción, que cuenta con un video lyric y ya se encuentra en todas las plataformas digitales, habla de la resiliencia, como capacidad para superar cualquier problema y comenzar de nuevo más fuertes.
“La mejor esperanza que podemos tener cuando hay una crisis es que todo pasa tarde o temprano”, comentó el cantautor, quien en conjunto con Sony Music México, buscaron la manera de apoyar y unirse con Save the Children para donar los ingresos totales que genere la casa discográfica y el artista.
Carlos Rivera agradeció a Jules Ramllano, coautor del tema, su casa disquera Sony Music México, Sony ATV y Huamasongs Publishing por haberse sumado a la causa, donar su trabajo e ingresos.
Próximamente, “Ya Pasará” contará con un video oficial en el que se recabaron videos enviados por fans de todo el mundo, que han seguido la carrera del cantante mexicano y lo apoyan en este movimiento altruista.
Con estas acciones no sólo se logrará apoyar a niñas y niños que son más vulnerables y que han quedado en mayor desventaja debido a la reducción de ingreso o pérdida de los trabajos de sus papás o mamás. También, se estará contribuyendo en generar acciones para asegurar que la niñez mantenga una nutrición sana, salud emocional y tengan acceso a elementos de higiene con el fin de reducir las posibilidades de contagio del COVID-19, de acuerdo al programa de respuesta humanitaria que implementó Save the Children.
CONTEXTO GENERAL DE NIÑAS Y NIÑOS VULNERABLES EN MÉXICO
En México, más de 5 millones de niñas y niños no tiene acceso a servicios de salud; más de 9 millones carecen de servicios básicos en sus viviendas; y se estima que al menos 10 millones no tienen acceso a una alimentación suficiente, cifras que podrían agravarse ante la inminente disminución del ingreso económico de las familias más vulnerables.
Por otro lado, el impacto del cierre de escuelas, además de afectar a la educación, trae consigo múltiples riesgos para la niñez, puesto que 6 de cada 10 niñas y niños son criados con métodos violentos que incluyen castigo físico y agresión psicológica. Además, para muchas niñas y adolescentes su propio hogar es el principal espacio de riesgo, ya que más del 80% de las mujeres de 15 años y más sufrieron abuso sexual durante su infancia, la mayoría por parte de un familiar.
Esto también significa que niñas y niños tendrán nuevos roles que pueden obstaculizar sus derechos al aprendizaje, al juego, al descanso, entre los que destacan asumir la responsabilidad de cuidar a sus familiares enfermos, encargarse de las tareas del hogar o trabajar en el comercio informal. Asimismo, en un contexto como este, se exacerban las desigualdades de género ya preexistentes, por ejemplo, las mujeres y las niñas suelen tener mayores cargas en tareas del hogar y de cuidado de otros familiares cuando están enfermos o incluso si están sanos.
Es así que la posible mayor exposición a estas violencias, conjugado con la alteración de la rutina diaria que contempla espacios de aprendizaje y juego, pueden tener serios impactos en la salud física y mental de niñas y niños. Por estas razones, es necesario identificar los peligros, y establecer medidas multisectoriales durante y después de la contingencia sanitaria, que ayuden a evitarlos y/o mitigarlos.
Las niñas y niños que viven en situaciones de marginación y exclusión estarán más expuestos a vivir las afectaciones anteriormente descritas, por lo que resulta necesario redoblar esfuerzos para no permitir que la pandemia agrave aún más las condiciones de desigualdad en las que viven.
Asimismo, las precarias condiciones de higiene y salubridad en la que se encuentran muchas niñas, niños y adolescentes en contextos migratorios o de desplazamiento, en centros de asistencia social, centros de justicia juvenil y otros centros de detención, los expone a un mayor riesgo de sufrir afectaciones a su salud derivados del COVID 19.
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