jueves, 11 de marzo de 2021

Zahara dedica a Taylor Swift su tercer adelanto, 'TAYLOR'. // #EnPOPados

 


Hace apenas un mes, Zahara nos sorprendió con 'MERICHANE', el primer adelanto de su nuevo álbum. Una canción que desveló el camino que estaba dispuesta a emprender: un viaje dirigido por una franqueza descarada en donde ya no hay lugar para la metáfora. Semanas más tarde, llegó la sincera y brutal 'canción de muerte y salvación', un golpe de realidad emocional que nos hizo reflexionar sobre el frágil equilibrio entre la luz y la oscuridad que llevamos dentro.

Y ahora llega 'TAYLOR', canción que dedica a Taylor Swift, cuya música fue el impulso que necesitaba para volver a componer después de los primeros meses de cuarentena sumida en el abismo. Encontró en ella un reflejo cercano, sin importar los miles de kilómetros que las separaban o su estatus de estrella del pop. Al final eran dos mujeres peleando por ser escuchadas en una industria que siempre trató de silenciarlas.


"El confinamiento supuso una pausa que nos obligó a mirarnos de frente aún cuando queríamos apartar la vista. Nuestras carencias, nuestras necesidades se vieron expuestas, y tuvimos que convivir con ellas durante meses de aislamiento. 

Mi descenso fue a tal velocidad que desde aquella tristeza empantanada no veía la manera de salir. Si lo hice fue gracias a Taylor Swift, a su música, a su documental Miss Americana, a sus historias.  Esta canción parte de ahí; de sus reflexiones que también son las mías, de la dificultad para saber qué queremos cuando nuestra felicidad consiste en que nos quiera gente que no conocemos.

Cuando me faltó el amor de aquellos que siempre estaban pensé que el amor no existía. Que el amor me había fallado porque yo lo había hecho, porque yo no tenía ni idea de cómo amarme a mí misma. Ni por supuesto, a los demás. [...] Y cuando no lo tenemos, cuando, por más que le gritemos al amor que nos quiera, este no responde de la manera que esperamos, entonces, odiamos. Odiamos al que no ha sabido amarnos, aunque seamos nosotros mismos. Sobre todo, a nosotros mismos. Y después odiamos, ingenuos, a todos los demás. Creemos que en el odio no hay dolor, como si al tragarnos el veneno se fueran a morir ellos.

 
- Zahara



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